Todas las poblaciones de todas las épocas tienen sus particulares usos y costumbres y rituales que, después que han sido esculpidos profundamente en sus almas, carácter y en sus maneras de vivir, se han transmitido de generación en generación, a través de los siglos, para ser preservados con celosía y amor hasta ahora.
El folklore de Cerdeña es muy rico en cantos, bailes, fiestas populares, ceremonias religiosas y leyendas mitológicas. Propio en el campo de la mitología, Cerdeña cuenta muchos personajes y figuras que llevan consigo historias y leyendas muy conocidas y particulares. Son sobre todo historias de miedo y de terror, de superstición y de misterio que los ancianos contaban a la gente para transmitirlas en el tiempo.
Aquí veremos los personajes más conocidos de esta mitología única.
ACCABADORA
Es el personaje de la mitología sarda que más se relaciona con el tema de la muerte.
Para algunos es un personaje que existió realmente, para otros es solamente una leyenda.
“S’Accabadora” (que significa “aquella que acaba”) fue una mujer que mataba a los viejos y a los enfermos que se iban a morir muy pronto: se podría decir que ella practicaba un servicio de eutanasia. Eran las familias de las víctimas que pedían a esta mujer que parara el sufrimiento del enfermo y en cambio no le daban dinero, sino pan, fruta, hortalizas y otros producto de la tierra. Se cuenta que ella entraba en la habitación del moribundo vestida sólo con ropa negra, con la cara ocultada, y que mataba al enfermo ahogándolo con una almohada, o golpeándolo en la frente con un acotillo nudoso de madera (“su mazzolu”), o estrangulándolo con sus piernas.
AMMUTADORI
El “Ammutadori” era un demonio que se acercaba a sus presas mientras dormian causándole una sensación de angustia, asfixia y opresión. Los pastores tenían miedo de dormirse porque pensaban que este demonio les podía agredir durante los sueños. Era muy difícil echarlo de tus sueños; para hacerlo tenías que decir una fórmula mágica (que se llama “Brebus” que significa “palabras”).
Oración para echar el Ammutadori:
“Santu Sisinni Ninnai, sola sola mi crocai, sola sola mi dromì, a nemmusu a no timì, a chi m’ada muttai, scuru danta a nai. Scuru che in buca, origa de stuppa,e mau de folla e figu, pei de ottigu ada benni nottesta, che muru torridi a cuguru,che sa folla era tittirighi e pera, tittirighi e tostidi,e a mei no tocchidi fia chi anta a cantai tres cabois e tres santusu, Gloria Pater Fillu e Spiritu Santu."
COGAS
Eran conocidas también como “Surbiles” o “Surtoras”. Una mujer no podía ser Coga, sólo aquellas que tenía este destino desde su nacimiento: eran Cogas las niñas que nacían en la noche de Navidad por la medianoche en punto o la última de siete hijas. Tenían una pequeña cola o una cruz pelosa en la espalda. En apariencia podían conducir una vida normal, pero la sed de sangre traicionaba su autentica natura malvada. Por la noche entraban en las casas de la gente para chupar la sangre humana, sobre todo la de los neonatos que aún no estaban bautizados.
ERKITU
Aparecía como un toro muy grande que tenía dos cuernos de acero o con dos velas encendidas puestas en cuernos normales. Si una persona se transformaba en Erkitu era porque había cometido graves pecados que no fueron castigados por la justicia de la Tierra y, por eso, fue castigado por la justicia divina a vagar cada noche con otros demonios. El demonio Erikitu llevaba una maldición: él tenía que pararse, siguiendo el orden del jefe del grupo de los demonios, delante de la casa de alguien que se iba a morir muy pronto, y tenía que mugir tres veces. Esta maldición se podía romper solamente si alguien muy valiente conseguía cortar con un golpe seco los cuernos de acero o apagar las llamas de las velas.
ISKULTONE
Se llama también “Skrutzoni” y es una versión sarda del Basilisco. Para algunos es un “Stellione” (o “Tarentula Mauritanica) que se quedó hibernado por 10 años; para otros es una serpiente o un reptil muy muy grande, mientras para otros es un dragón con 7 cabezas y con la cola de bronce. En verdad, nadie nunca lo vio; se cuenta que su aliento y su mirada pueden matar. Si alguien lo encuentra, si no lo ve antes que el demonio lo vea, muere al instante.
JANAS
Son las hadas de la mitología sarda. En algunas zonas de Cerdeña tenían un aspecto de vampiros. Generalmente se cuenta que eran muy pequeñas, llevaban vestidos rojos vivos, con en la cabeza un fular multicolor bordado con hilos de oro y de plata. En el cuello llevaban un gran collar de oro trabajado con la filigrana. Se cuenta que las Janas eran muy hermosas, con una piel muy delicada. Por eso durante el día nunca salían de casa porque el sol podría matarlas. Hacían todos los trabajos domésticos y tejían telas maravillosas (se dice que tenían telares de oro). Se cuenta que vivían en casas pequeñas excavadas en la roca (que existen también hoy en toda Cerdeña) que se llamaban y se llaman “Domus de Janas”, que las Janas excavaban con sus uñas de acero. La tarea de las Janas era la de transmitir a los humanos todo el conocimiento de lo desconocido.
MOMOTTI
El nombre proviene del nombre sardo “Momoti” que significa “Dios de la Muerte”. Generalmente se describía como un hombre con un largo manto negro con capucha que ocultaba los ojos. Utilizaba un palo nudoso y llevaba botas negras y viejas. Llevaba una barba espesa y si alguien lo veía sin capuchón su mirada era terrorífica. El Momotti paseaba de casa en casa escuchando si los niños pataleaban. En algunas zonas de Cerdeña se describía como un duende malo y feo que seguía a los niños que no volvían a casa antes de la puesta del sol; si los capturaba los ponía dentro de un saco y con un cuchillo los cortaba para comerlos. En algunas zonas de Cerdeña se asocia al Diable. En toda la isla sarda es sinónimo de miedo, terror, miedo de la oscuridad y de la noche.
El nombre proviene del nombre sardo “Momoti” que significa “Dios de la Muerte”. Generalmente se describía como un hombre con un largo manto negro con capucha que ocultaba los ojos. Utilizaba un palo nudoso y llevaba botas negras y viejas. Llevaba una barba espesa y si alguien lo veía sin capuchón su mirada era terrorífica. El Momotti paseaba de casa en casa escuchando si los niños pataleaban. En algunas zonas de Cerdeña se describía como un duende malo y feo que seguía a los niños que no volvían a casa antes de la puesta del sol; si los capturaba los ponía dentro de un saco y con un cuchillo los cortaba para comerlos. En algunas zonas de Cerdeña se asocia al Diable. En toda la isla sarda es sinónimo de miedo, terror, miedo de la oscuridad y de la noche.
PANAS
Las “Panas” eran los fantasmas de las mujeres que murieron durante el parto y que fueron condenadas a volver a la Tierra cada 7 años por la noche y lavar los trapos ensangrentados en los ríos. Esta condena preveía el silencio absoluto y la prohibición de interrumpir el trabajo: si alguien interrumpía este trabajo ellas tenían que empezar la penitencia desde el principio, por eso se vengaban salpicandoles con agua que irritaba como fuego. Esta leyenda mantuvo a las mujeres sardas en los ríos por mucho tiempo.
Las “Panas” eran los fantasmas de las mujeres que murieron durante el parto y que fueron condenadas a volver a la Tierra cada 7 años por la noche y lavar los trapos ensangrentados en los ríos. Esta condena preveía el silencio absoluto y la prohibición de interrumpir el trabajo: si alguien interrumpía este trabajo ellas tenían que empezar la penitencia desde el principio, por eso se vengaban salpicandoles con agua que irritaba como fuego. Esta leyenda mantuvo a las mujeres sardas en los ríos por mucho tiempo.
STRIA
En el norte Cerdeña las brujas eran conocidas con el nombre de “Stria”. Para la tradición popular sarda la “Stria” era el pájaro de mal agϋero encarnado por la lechuza o el mochuelo que con su aparición anunciaba desgracia. Si, durante su vuelo, passaba sobre la cabeza de una persona, esta sufría la “striatura”, reconocible en los ojos y en la cara del malaventurado que presentaba la palidez típica de la ictericia.
En el norte Cerdeña las brujas eran conocidas con el nombre de “Stria”. Para la tradición popular sarda la “Stria” era el pájaro de mal agϋero encarnado por la lechuza o el mochuelo que con su aparición anunciaba desgracia. Si, durante su vuelo, passaba sobre la cabeza de una persona, esta sufría la “striatura”, reconocible en los ojos y en la cara del malaventurado que presentaba la palidez típica de la ictericia.